El sabado pasado fui a desayunar con mi novio a un lugar en la Condesa que nos recomendo su hermana, este lugar se llama The Green Corner. Teníamos bastante hambre, asi que fuimos al lugar en cuestión. Bueno, mi novio no es precisamente de esas personas a las que les gusta la comida orgánica, ni mucho menos... de hecho él es de esos mexicanos que traen la genetica del taco bien puesta, a él no se le pregunta "qué comiste?", sino más bien, "de qué comiste?" Porque segurito comió tacos; así que llegar a desayunar a un restaurant de comida organica fue ligeramente raro para él... pero bueno, es la condesa, qué esperábamos? El lugar es agradable, y la comida (si te gustan las hierbas y aderesos snob) está sabrosa, pero nuestra experiencia no terminó exclusivamente en lo culinario. En la mesa que estaba atrás de nosotros se sentó una de esas señoras de sociedad, que por supuesto llegó en su camioneta (no vayan a pensar en una Windstar, eh? era una Lincoln Aviator de esas que más grandes NO pueden ser) y se sentó en su mesa con todo glamour.
Cuando llegó el incauto mesero, ella lo miró de abajo a arriba, ordenó su comida y le preguntó si conocía alguna casa en renta por la zona.
El mesero, ingenuamente dijo que no, y le preguntó que por qué.
Ella le contestó lo siguiente: (leer con voz de niña fresa) Miraaa, lo que pasaaa es queee mi hijaaa vive por aquíii y quiero cambiarmee cercaaa de ellaaa. Miraaaa, yo tengo mi casotaaa en LAS LOMAAAAS , no es que necesiteee rentaaar, pero para queee quiero maaás casas, nooo? Pero fui a ver unas casas por aquiiií y la netaaaa es que todaaaas estaaaán carísimas, porque la netaaaa, quién quiere pagaaar taaaanto por puras casas vieeejas.... Heloooooo!
Casas viejas? En la condesa? Quién lo hubiera pensado?
Finalmente a nosotros nos hizo reír mucho (aunque por su cara, dudo que el mesero se sintiera igual) y nos aligeró nuestro ya de por sí ligero, desayuno de omelet de claras con espinacas al vapor.
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